¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
¿Cuál
es la definición del amor?...
Iba
una persona así dialogando
con
los tímidos pétalos de una flor.
¡Contéstame!
¿Qué es el amor, amada?
¿Qué
es? ¿Una extraña magia?
¿Un
poderoso imán de miradas?
¿Qué
es eso que siempre fascina y contagia?
Mira,
amado, ¡que yo soy flor!
Para
mí el amor es una abeja:
yo
generosa le doy el amarillo color,
ella
generosa con muchos hijos me deja.
Mira,
amado, que cotidiana y sencilla
idea
del amor que tengo:
es
familia, es maravilla, es llovizna,
un
rocío de esperanza que viene del cielo.
Mira,
amada, ¡que soy estrella!
estática
y helada lo observo sin sentirlo:
El
amor es un ingrediente que da el toque
para
que el mundo tenga un por qué vivirlo.
La
maldita altura de donde miro,
me
permite, al menos, ver más rastros:
El
amor es el abrazo abrasante del amigo
que
te sonríe aunque dentro va llorando.
El
amor es el respiro vital del ideal,
es
el ánfora de la sangre derramada
del
que por unos ojos se puso a luchar
dejando
por ellos la vida en cuerpo y alma.
El
amor es lo más grande y asombroso,
y
es detallista, es lo más pequeño, es lo diario,
es
el discurso encendedor del filósofo
y
es la pulsera hecha por las manos del artesano.
Mira,
amado, ¡que soy hogar!
Contengo
y me contiene el amor,
es
el himno matutino del desayuno al despertar
y
es el último beso cuando de noche es el color.
El
amor es una chimenea encendida
con
aroma a café, dos sillas y cigarros,
y
en la pared un antiguo reloj de horas perdidas
y
en los cuerpos, un corazón de dos lados.
El
amor es la espalda de la otra mejilla,
es
el abrazo y el grito cuando llegas a parar;
es
destapar las ollas de la cocina
y
descubrir la magia de la mamá.
Mira,
amada, ¡que soy amigo!
cuando
vivo y respiro, veo al amor…
y
solo cuando veo al amor, existo:
el
amor es mi frescor, mi lecho y mi abrigo.
El
amor es una fuerte cadena, sin candado,
es
un nudo que nunca es invidente,
son
dos cordeles voluntariamente entrelazados,
cuyo
vínculo necesita cariño permanente.
El
amor, amada, es un flechazo contra el destino,
es
la oveja negra, el jaque mate, de tantos pesimistas
que
apuestas solo por el individualismo,
que
no ven más que un mundo sin pies ni cabeza.
El
amor es la huella de tu madre,
el
amor es una cicatriz de lo Divino,
el
amor es la herencia de tu padre:
y
es cama y es mesa, y es Pan y es Vino.
Mira,
amado, que soy la ausencia,
soy
la testigo del amor con lágrimas…
de
ése que se fue y lo recuerda la conciencia,
de
ése que tiene es su bolsillo un trozo de tu alma.
Amor
es mirar alguien solo por su voz,
amor
es escuchar algo con mirarles los ojos,
amor
es un poema, un himno, un salmo, una canción,
son
los días que uno a uno deshojo.
Mira,
amada, que soy la Historia,
conozco
al amor desde hace mucho tiempo,
si
no fuera por su acción, yo sería escoria,
él
me hace reír o llorar porque le siento.
El
amor es un inconformista inquieto,
es
el sentido del parto histórico.
El
amor es tan rápido como es de lento,
es
tan eufórico, como es tan melancólico.
El
amor es el único que me transforma,
el
amor me parte en dos, con el Crucificado,
que
desde su frente goteaba el amor sin forma
para
que todo el mundo recibiera de ese baño.
Que
por ese mismo amor, Él fue Resucitado.
Mira,
amado, que soy el Amor,
por
muchos escrito, por muchos cantado,
soy
aquel que no tiene definición
porque
solo existo en vida, nunca pensando.
Soy
el eterno incompleto,
el
sediento implacable,
soy
porque eres tú, y te quiero;
soy
por que Tú eres el y la más amable.
Mientras
lees, me estas viendo. SOY EL AMOR.
Soy
la conquista de Dios, ¡y me miraste!
Soy
parte de tu esencia, y estoy presente
en
todos esos en que ahora pensaste.
Joaquín Fernández
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