La palabra “científico” adquirió así un sentido
verdaderamente mágico. Consagraba las afirmaciones con el signo de la verdad y
de la certeza.
En un programa de televisión tuve la ocasión de participar
en un debate con un espiritista. Al terminar de exponer sus ideas sobre la
reencarnación, añadió con énfasis: “Esto está científicamente comprobado”. De
ese modo creía poder refutar de antemano cualquier objeción, ya que era
“científico”. Con una mentalidad así resulta imposible dialogar, porque nunca
ha aprendido a pensar conocer. Únicamente ha aprendido conocimientos ya
construidos en verdades intocables.
Joao
Baptista Libanio. El Arte de
Formarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario