martes, 30 de enero de 2018

¿Qué es la Espiritualidad?

Es esa capacidad del ser humano de captar el mensaje de grandeza, de belleza y de misterio que atraviesa el universo y la vida; capacidad de hacer la experiencia de un sentido último de sí mismo y del cosmos, de llamarlo Dios y de entrar en diálogo íntimo con él (de esta experiencia nacieron todas las religiones). Permite identificar el eslabón perdido que todo liga y re-liga (de donde viene religión) y hacer así una experiencia de totalidad dinámica y abierta.

Leonardo Boff (La voz del arcoriris, 2003)

Las preguntas kantianas y la religión

Las grandes preguntas señaladas por E. Kant - ¿qué podemos saber, qué podemos hacer y qué podemos esperar? - estarán siempre a la orden del día en cualquier territorio o proyecto antropológico y social. Se trata de una exigencia transcultural. Por eso, como respuesta a esta cuestiones centrales, siempre habrá lugar para la ciencia, la ética, la filosofía, la espiritualidad y la religión.

Leonardo Boff (La voz del arcoiris, 2003)

Posmodernidad

La postmodernidad asume todo y estetiza todo; es decir, hace todo objeto de una sensación y de una emoción. Todo es bueno, se se lo parece a usted. Todo puede ser objeto de una vivencia estética: las escenas de terror de gamines o niños de la calle asesinados, la ternura de la Madre Teresa de Calcuta ayudando a los enfermos abandonados en las calles a morir dignamente, la limpieza étnica en Kosovo, la violación de mujeres en Bosnia o el salvamento de náufragos en alta mar, serial killer, ópera, canto gregoriano, pornografía, arte clásico, meditación zen y compromiso con las tribus indígenas amenazadas de exterminio. Todo tiene el mismo valor e interés. Todo propicia una vivencia humana, hasta demasiado humana. No Marx sino Nietzsche es el modelo de pensamiento y compromiso.

Lo que resulta de esta situación es la fragmentación de todo, la disolución de cualquier canon, la carnavalización de las cosas más sagradas, la ironización de las grandes convicciones, la permanente crisis de identidad, la renuncia a cualquier profundidad, denunciada como metafísica, como esencialismo, y la destrucción de las razones para todo compromiso fundamental. Desaparece el horizonte utópico, sin el que ninguna sociedad puede vivir y ningún compromiso humano consigue tener base de sustentación y significado.

En este sentido, la postmodernidad debe ser vista, más que como una nueva fase de la historia, como una actitud del espíritu en contexto de crisis y de ocultamiento de todas las referencias. Sólo quedan las autorreferencias personales del individuo encerrado en sí mismo.

Leonardo Boff (La Voz del Arcoiris, 2003)