domingo, 6 de enero de 2019

Lenguaje, chismorreo, ficción y colaboración

Las nuevas capacidades lingüísticas que los sapiens modernos adquirieron hace unos 70.000 años les permitieron chismorrear durante horas. La información fiable acerca de en quién se podía confiar significaba que las cuadrillas pequeñas podrían expandirse en cuadrillas mayores, y los sapiens pudieron desarrollar tipos de cooperación más estrecha y refinada.

La teoría del chismorreo puede parecer una broma, pero hay numerosos estudios que la respaldan. Incluso hoy en día la inmensa mayoría de la comunicación humana (ya sea en forma de mensaje de correo electrónico, de llamadas telefónicas, o de columnas de periódicos) es chismorreo. Es algo que nos resulta tan natural que parece como si nuestro lenguaje hubiera evolucionado para este único propósito. ¿Acaso el lector cree que los profesores de historia charlan sobre las razones de la Primera Guerra Mundial cuando se reúnen para almorzar, o que los físicos nucleares pasan las pausas para el café de los congresos científicos hablando de los quarks? A veces. Pero, con más frecuencia, hablan de la profesora que pilló a su marido mientras la engañaba, o de los rumores según los cuales un colega utilizó fondos de investigación para comprarse un Lexus. El chismorreo se suele centrar en fechorías. Los chismosos son el cuarto poder original, periodistas que informan a la sociedad de esta manera la protegen de tramposos y gorrones.

Lo más probable, es que tanto la teoría del chismorreo como la teoría de "hay un león junto al río" sean válidas. Pero la característica realmente única de nuestro lenguaje no es la capacidad de transmitir información sobre los hombres y los leones. Más bien es la capacidad de transmitir información acerca de cosas que no existen en absoluto. Hasta donde sabemos, solo los sapiens pueden hablar acerca de tipos enteros de entidades que nunca han visto, ni tocado ni olido.

Leyendas, mitos, dioses y religiones aparecieron por primera vez con la revolución cognitiva. Muchos animales y especies humanas podían decir previamente "¡Cuidado! ¡Un león!". Gracias a la revolución cognitiva, Homo Sapiens adquirió la capacidad de decir: "El león es el guardián de nuestra tribu" Esta capacidad de hablar sobre ficciones es la característica más singular del lenguaje de los sapiens.

(...) Pero la ficción nos ha permitido no solo imaginar cosas, sino que hacerlo colectivamente.

Yuval Noah Harari (2018), "De animales a dioses"