La primera lección de la convivencia es la tolerancia. La
sociedad humana nunca ha sido un hogar de tolerancia, sino más bien de lo
contrario. La conciencia de superioridad por parte de numerosos pueblos,
culturas, razas y religiones ha llevado a muchos a sostener de forma
intransigente sus propios valores, no solo no aceptando posiciones diferentes,
sino también organizando violentas conquistas a lo largo de su historia.
La cultura occidental, cuna de la formulación de los
Derechos Humanos y fuente por tanto de la explicitación teórica de la
tolerancia, ha sido extremadamente dominadora.
La tolerancia encuentra su límite en la intolerancia y en la
irracionalidad de las ideas defendidas. La
paradoja de la tolerancia es que no puede ser tolerante con las ideas y las
prácticas intolerantes que ponen en peligro la convivencia humana. (…)
Los límites de la tolerancia no pueden excluir la discusión
ni establecerse por la vía autoritaria, sino por el debate alimentado con razones
capaces de convencer.
Joao
Baptista Libanio. El Arte de
Formarse.
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