sábado, 8 de febrero de 2014

El sufrimiento en la historia de la humanidad (Albert Nolan)

Nada caracteriza nuestra experiencia de vida de un modo más honrado y comprehensivo que nuestra experiencia de sufrimiento: nuestro propio sufrimiento y el de los demás, junto con el hábito de hacer que los otros sufran.  La historia de la humanidad, al menos durante el período de tiempo del que se conservan documentos escritos, ha sido una historia de sufrimiento, tal como la describió el teólogo Johann Baptist Metz hace algunos años.

Nuestros libros de historias no cuentan otra cosa. Hablan de victorias y conquistas militares, de grandes civilizaciones y de asombrosos descubrimientos e inventos. Lo que ocultan o pasan por alto es el horrible sufrimiento humano que acompañó a todos esos acontecimientos. Algunos piensan que el sufrimiento subyacente de tantos millones de personas no tiene significación histórica. Pero, como Metz y otros muchos indican actualmente, lo que realmente importa en nuestra historia es el sufrimiento de las personas.

La historia de todas nuestras guerras es una historia de personas que fueron heridas, mutiladas, destrozadas, abrasadas por el napalm, masacradas, torturadas, humilladas y abandonadas en las trincheras. Uno piensa especialmente en la mujeres, en los niños, los ancianos y las personas que perdieron a sus seres queridos.

Las grandes pirámides de Egipto fueron construidas a costa del sufrimiento de esclavos, y miles de ellos murieron. El Nuevo Mundo fue construido sobre el genocidio, el exterminio de pueblos naticos americanos y la humillación y la agonía de esclavos africanos que se veían obligados a remar en los barcos en que ivan encarcelados a través del Atlántico, muriendo a millares en la travesía. La historia real de la revolución industrial es la historia no escrita del sufrimiento y la privación de los trabajadores y sus familias en las nuevas factorías y minas. Hasta hace poco tiempo, la historia de Sudáfrica ha sido en gran parte una historia de humillación y penalidades raciales insoportables.

Aun cuando en algunas áreas de la vida hay hoy menos sufrimiento que en el pasado, en otras áreas es mucho mayor. Por ejemplo, actualmente en algunas comunidades, especialmente en el sur de África, la pandemia del VIH/SIDA causa sufrimientos intolerables, no solo a quienes la han contraído, sino también a millones de niños huérfanos, terriblemente traumatizados. Y más grave aún es el número de personas que viven en una horrible situación de pobreza y miseria, miles de millones más que en el pasado. La primera consecuencia obvia de la explosión demográfica es más sufrimiento para más personas.

Albert Nolan, Jesús hoy. Una espiritualidad de libertad radical (2007).

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