miércoles, 12 de febrero de 2014

El símbolo del Elefante (Chevalier)

Si el elegante es para el occidental la imagen viva de la pesadez y de la torpeza, el Asia observa en él una idea fundamentalmente distinta:

1) El elegante es la montura de los reyes y, en primer lugar de Indra, el rey celeste. Simboliza pues la fuerza real. Elefante es tambien el nombre de Shiva en sus funciones de soberanía. El efecto del poder real establecido es la paz, la prosperidad; la fuerza del elefante (matangi) da a quienes lo invocan cuanto puedan desear. En muchas regiones, especialmente en las monzónicas semejante don equivale a la lluvia, que es bendición del cielo: en Siam, en Laos, en Camboya, ele elefante blanco aporta la lluvia y las buenas cosechas. Ya que Indea es tambien la divinidad de la tormenta, el elefante lleva sobre su cabeza una prieta preciosa que tiene le fulgor del rayo.

2) El elefante es tambien símbolo, no de pesadez, sino de estabilidad, de inmutabilidad. El yoga lo atribuye a la chakra muladhara con lo que corresponde en consecuencia al elemento Tierra y al color ocre. Acompaña tambien al Boddhisattva Akshobhya, el Inmutable. En ciertos mandalas tránticos se encuentra al elefante, ya sea en las puertas cardinales, o en los puntos colaterales; se lo encuentra tambien en Angkor, en el Mebon oriental y sobre todo en Bakong. Significa el dominio del centro real sobre las direcciones del espacio terreno. Su presencia, entre otros símbolos, cerca de Vasudeva - Vishnú como señor de los tres mundo, bien parece indicar su soberanía sobre el mundo terreno.


3)El elefante invoca tambien la imagen de Ganesha, símbolo de conocimiento. Su cuerpo de hombre es tambien el microcosmos, la manifestación; su cabeza de elefante el macrocosmos, la no manifestación. Según esta interpretación, el elefante en en efecto "el comienzo y el fin", lo que se comprende a la vez por el desarrollo del mundo manifestado a partir de la sílaba om (así pues lo no manifestado) y por la realización interior del yogi. Ga-ja, el elefante, es el alfa y el omega.

4) El simbolismo del elefante se usa mucho tambien en las formulaciones lúdicas: de un elefante joven la reina Maya concibe al Buddha. Desempeña aquí un papel angélico que parecía inopinado, sino supiéramos ya que el elefante es instrumento de la acción y la bendición del cielo. Se lo representa a veces solo para significar la concepción del Buddha. En el vértice de un pilar evoca, por otra parte, el Despertar, lo que nos reconduce al simbolismo del conocimiento representado por Ganesha. En fin, con significación muy próxima, el paquidermo es la montura de Boddisattva Samantabhadra, para expresar no menos formalmente el poder del conocimiento. Accesoriamente, la fuerza brutal se expresa en el episodio del elegante furioso Nalagiri. 

5) Como el toro, la tortuga y otros animales, desempeña tambien el papel, en la India y el Tibet, de animal soporte del mundo: el universo descansa sobre el lomo del elefante. Aparece en carótidas sobre numerosos monumentos: es cosmóforo. Se considera tambien como un animal cósmico en cuanto posee por sí mismo la estructura del cosmos: cuatro pilares que soportan una esfera.

6) En África, según las creencia bailé, el elefante simboliza la fuerza, la prosperidad, la longevidad. Es símbolo de violencia y de fealdad, entre los ekoí, de quienes los Ibo de Biafra han tomado el culto y las instituciones del Ekkpe. Pero el símbolo aquí no rebasa apenas el nivel de la metáfora.

7) Por estas cualidades es tambien atributo del poder real, si contemplamos su propia masa; del rey que huye de la locura y de la imprudencia, si contemplamos su propia desconfianza y su vigilancia; de la piedad, si damos créditos a Plinio  a Eliano: "Cuando brilla la luna nueva, los elefantes, según lo que oigo decir, provistos de alguna inteligencia natural y misteriosa, llevan ramas recién arrancadas de los bosques donde pastan, las elevan y , volviendo sus ojos al cielo, las agitan suavemente como si dirigieran una plegaria a la diosa, a in de volvérsela propicia y benévola"; de la castidad, si es cierto que, según Aristóteles, cuando la hembra está gestando (dos años), él no se le acerca y no se aparea con ninguna otra hembra; sería incluso el vengador del adulterio. Un grabado del siglo XVII ilustra estas fábulas, mostrando un elefante que lucha con un jabalí, cual el pudor contra la líbido.

Jean Chevalier en Diccionario de los Símbolos.

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