sábado, 13 de febrero de 2016

Moral y legal

La ética civil que, como hemos dicho, se reduce a los mínimos indispensables, es la única que puede imponerse a los ciudadanos. Es necesario, por ello, que la autoridad tolere una serie de comportamientos que, desde una perspectiva ética, ofrecerían serios reparos. Esto significa, como se ha defendido es una amplia tradición de la Iglesia, que no todas las exigencias éticas deben quedar sancionadas por el derecho, pero que también no todo lo que se permite y tolera en una legislación civil tiene que ser aprobado por la moral. El peligro radica, entonces, en no distinguir suficientemente lo legal de lo ético, y terminar aceptando, con todas sus lamentables consecuencias, que la tolerancia o prohibición jurídica se identifica con la bondad o la malicia ética.

Eduardo López Azpitarte en Amor, Sexualidad y Matrimonio.

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