jueves, 17 de julio de 2014

La verdadera cruz que Jesús nos invita a llevar

La cruz no es sino el sufrimiento que se producirá en la vida del discípulo como consecuencia de ese seguimiento, el destino doloroso que habrá de compartir con Cristo si sigue realmente sus pasos: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mc. 8,34). La cruz brota de la vida del cristiano como consecuencia de ese seguimiento  fiel a Cristo.

Esta sencilla y elemental observación es de suma importancia. Hoy se llama fácilmente cruz a cualquier cosa que hace sufrir, incluso a los sufrimientos que aparecen en nuestra vida generados por nuestro propio pecado o nuestra manera equivocada de vivir. En realidad, no hemos de confundir la cruz con cualquier desgracia, contrariedad o malestar que encontramos en la vida. D. Bonhoffer lo recuerda de manera clara y precisa: "La cruz no es el mal y el destino penoso, sino el sufrimiento que resulta para nosotros únicamente de hecho de estar vinculados a Jesús". La cruz es un sentimiento vinculado no a la exigencia natural, sino al hecho de ser cristianos.

Jose Antonio Pagola (1996) en Es Bueno Creer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario