Lo que hoy enferma de raíz la vía de no pocos es, precisamente, la falta de esta experiencia básica [el amor]. No se sienten amados. Les falta estímulos y la fuerza más decisiva para su desarrollo humano. (...)
Ser cristiano no es simplemente creer que Dios existe, sino acoger práctica y existencialmente el amor gratuito de Dios, saberse amado en Cristo, tal como soy, antes que cambie y sea mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario