jueves, 4 de diciembre de 2014

La moral cristiana es transformadora del núcleo de la persona

La gente a menudo piensa en la moral cristiana como una especial de trato en el que Dios dice: "Si guardáis una serie de reglas os recompensaré, y si no lo guardáis haré lo contrario". Yo no creo que ésta sea la mejor manera de considerarla.

Preferiría con mucho decir que cada vez que hacéis una elección estáis transformando en el núcleo central de lo que sois en algo ligeramente diferente de lo que erais antes. Y considerando vuestra vida como un todo, con todas sus innumerables elecciones, a lo largo de toda ella estáis trasformando este núcleo central en una criatura celestial o en una criatura infernal: en una criatura que está en armonía con Dios, con las demás criaturas y con sí misma, o en una que está en un estado de guerra con Dios, con sus congéneres y con ella misma. Ser la primera clase de criatura es el cielo: es alegría, y paz, y conocimiento y poder. Ser la otra clase de criatura significa locura, el horror, la imbecilidad, la rabia, la impotencia y la soledad eterna. Cada uno de nosotros, en cada momento, progresa hacia un estado o hacia otro.

C.S. Lewis en Mero Cristianismo.

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