martes, 9 de diciembre de 2014

Enamoramiento y promesas

La idea de que "estar enamorados" es la única razón para permanecer casados no deja realmente espacio en absoluto para el matrimonio como un contrato o una promesa. Si el amor lo es todo, la promesa no puede añadir nada, y si no puede añadir nada entonces no debería hacerse. Lo curioso es que los enamorados mismos, mientras siguen realmente enamorados, sabe esto mejor que aquellos que hablan del amor. Como señaló Chesterton, los que están enamorados tienen una inclinación natural a vincularse por medio de promesas. Las canciones de amor del mundo entero están llenas de promesas de fidelidad eterna. La ley cristiana no impone sobre la pasión del amor algo que es ajeno a la naturaleza de esa pasión: exige que los enamorados se tomen en serio algo que su pasión por sí misma los impulsa a hacer.

Y, por supuesto, la promesa, hecha cuando estor enamorado y porque estoy enamorado, de ser fiel al ser amado durante toda mi vida, compromete a ser fiel aunque deje de estar enamorado. Una promesa debe ser hecha acerca de cosas que puedo hacer, acerca de actos: nadie puede prometer seguir sintiendo los mismos sentimientos. Sería lo mismo que prometiese no volver a surgir ningún dolor de cabeza o tener siempre apetito.

C.S. Lewis en Mero Cristianismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario