domingo, 8 de junio de 2014

El cristianismo como sentido de vida

¿Quién me puede enseñar a mí a vivir de manera sana: los filósofos, los psiquiatras, los políticos?, ¿dónde puedo aprender a vivir: en los libros, en la televisión, en la calle?

¿Quién me puede revelar el secreto de la vida o la meta que ha de orientar mis pasos?, ¿quién me puede enseñar cómo he de actuar y qué tengo que hacer para vivir con acierto?, ¿quién me dará a conocer dónde puedo yo fundamentar mi existencia?, ¿qué puedo, en definitiva, esperar de la vida?,  ¿en qué me puedo apoyar ante el mal, la vejez, o la muerte?

La experiencia del cristiano consiste en ir descubriendo la verdad que encierran las palabras de Cristo "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14,6). Sin Cristo, la vida se me haría oscura y enigmática, más difícil y dura, más cerrada e impenetrable, más vacía de esperanza. En el fondo, la vida se me volvería más desdichada.

Estoy convencido de que una persona está a punto de tomar en serio a Jesucristo cuidando intuye que en Él puede encontrar precisamente "lo que más falta le hace" para ser feliz con una felicidad más real y verdadera.

José Antonio Pagola en La fe, ¿obstáculo o fuente de felicidad?.

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